La complejidad del ‘Brexit’ es mucho más espesa que la sangre. Las emociones, los prejuicios ideológicos y los tópicos no sólo no sirven para entender lo que está ocurriendo, sino que enturbian el análisis y nos llevan a sacar conclusiones erróneas.
Es cierto que las emociones, los lugares comunes y la ideología ofrecen certezas que nos relajan, pero no se puede confundir la tranquilidad con la realidad.
Vivimos en un mundo real; no en un mundo tranquilo.
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