Evolucionismo y racismo fueron los parámetros en que los próceres de la modernización argentina se apoyaron a la hora de trazar planes para poblar el país. La superpoblación europea, las dificultades surgidas en el Viejo Mundo, las oportunidades que apuntaban en el nuevo y el apoyo tecnológico de modernos y veloces medios de transporte (trenes, navegación a vapor), hicieron posible el traslado transoceánico de grandes contingentes demográficos. En un principio, provenientes del norte de Europa, luego del sur. Se debe señalar que ese vuelco sorprendió ingratamente a nuestros próceres que juzgaban a los anglosajones muy superiores a italianos o españoles. A estos últimos, en particular, achacaban la culpa de nuestra falta de desarrollo.
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