Es parco en palabras. Mide cada término que pronuncia. Quizás porque sabe, como nadie, que lo que decimos y cómo lo decimos nos define. Jordi Fortuny Boladeras (Barcelona, 1954) elaboró, con solo dieciséis años, su primer crucigrama. Pronto, muy pronto, llegará a su creación número once mil. Lleva ya en el diario "La Vanguardia", donde publica sus pasatiempos en castellano, más de treinta años. Antes estuvo en publicaciones como "Muchas gracias" o "Guía del ocio". Otros tiempos, en los que era conocido como "crucigramero louco" y "crucigramero fino". Ahora, acaba de publicar en "Ara Llibres" un diccionario con baile de letras y coreografías de palabras: "Àcid Irònic. Per definició ha de resultar útil". Un ejercicio de ingenio para lectores avispados.
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