Segundo intento de investidura fallido en medio año. Una situación política inédita en España, tras ocho meses de interinidad, sin Gobierno ni perspectivas razonables de tenerlo. Terceras elecciones cada vez más cerca, con el esperpéntico añadido de que, si nada lo remedia, se convocarían el día de Navidad. ¿Quién es el culpable? Según una ruidosa parte del patio político y mediático, un solo partido y su líder, Pedro Sánchez, al negar su abstención a Rajoy, un acto de responsabilidad casi patriótica que se ha empecinado en no asumir pese a las enormes presiones recibidas. La realidad, sin embargo, no es tan simple, y señala más de un responsable. Con Rajoy a la cabeza, por llegar tarde, y después de retorcer el procedimiento democrático, a una investidura para la que no ha estado dispuesto a hacer concesión alguna para ganarse los apoyos que le faltan. Y con Pablo Iglesias a la zaga, ya que su reciente oferta de pacto al PSOE no sólo llega a destiempo, sino también muy tocada tras haber dinamitado a conciencia, tras el 20-D, las relaciones con los socialistas.
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