En un mundo como el actual, sometido a constantes transformaciones, el hombre ya no cuenta con el lujo del tiempo para acostumbrarse a nuevas ideas, sino que más bien ha de acomodarse a un progreso más rápido que el mantenido en el pasado. La tendencia de estas transformaciones indica que la tecnología jugará un papel cada vez más importante, con una interacción entre hombre y máquina más y más compleja cada día. Irónicamente, la educación, que ha hecho posible la edad de la tecnología, es la que más sufre las consecuencias de las exigencias del futuro.
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