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The dogs of Roman Vindolanda, Part II: Time-stratigraphic occurrence, ethnographic comparisons, and biotype reconstruction

    1. [1] University of Kansas

      University of Kansas

      City of Lawrence, Estados Unidos

    2. [2] Equine Studies Institute
  • Localización: Archaeofauna: International Journal of archaeozoology, ISSN 1132-6891, Nº. 25, 2016, págs. 107-126
  • Idioma: inglés
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      El fuerte-poblado romano de Vindolanda en el norte de Inglaterra fue ocupado desde el 50 al 415 A.D. y ha proporcionado una importante colección de restos bien conservados de perro, Canis familiaris. En este trabajo se contesta a las preguntas acerca de si los romanos criaron perros con el propósito de obtener morfotipos específicos o si aquellos perros se cruzaron libremente y de modo aleatorio (panmixis). También, si los perros fueron criados, si tal cría respondía a razones funcionales. Utilizando restos caninos bien contextualizados, respondemos estas preguntas incorporando análisis morfométricos, estadíos de desgaste dentario, patologías óseas, huellas impresas en cerámica (tejas) y registros documentales e iconográficos. Todas las cohortes de perro se encontraban aquí documentadas y no existen evidencias de que los perros fuesen consumidos. Las curvas de supervivencia son las clásicas con forma de U constatadas en poblaciones en equilibrio. Se constatan así mismo perros pequeños, medianos y grandes cuyas frecuencias variaron según el lugar de origen de las guarniciones que se sucedieron en el asentamiento. El cuidado de los canes lo confirma una perrera con forma de colmena y un individuo con heridas cicatrizadas. Los perros fueron usados para la caza y criados con tal fin. Integrando todas las fuentes de datos se han podido reconstruir los biotipos caninos de los romanos, infiriendo con ello su funcionalidad.

    • English

      The Roman fort-village complex at Vindolanda in northern England has yield-ed extensive well-preserved remains of domestic dogs, Canis familiaris. Herein, we pose the questions—did the Romans breed for distinctive dog morphotypes, or were dogs breeding pan-mictically; and if dogs were bred, was it for functionality. We address these questions utilizing remains that are correlated to age and context; morphometric analysis; dental wear stage; bone pathology; pawprints impressed in tiles, and contemporary written records and artwork. All age classes of dogs are represented. There is no evidence that dogs were butchered for food; survi-vorship curves suggest the typical U-shaped distribution found in populations at equilibrium. Small, medium-sized, and large dogs are represented with frequency changing over time and corresponding to change in the region of origin of the resident military cohort. Husbandry is confirmed on an individual with healed wounds and with the discovery of a beehive-shaped wattle doghouse. Dogs were used extensively in hunting wild game and bred for that activity. By integrating many diverse kinds of data we are able reconstruct biotypes of Roman dogs, greatly facilitating the interpretation of their functionality


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