La primera Exposición Universal celebrada en España tuvo lugar en Barcelona el año 1888. La ciudad acogió el certamen con gran interés y lo convirtió en una oportunidad para impulsar la economía y para proyectar las artes, la industria y el comercio al exterior. En este sentido, la historiografía del arte catalán sitúa precisamente los inicios del modernismo entorno al 1888, y alrededor de unos jóvenes artistas y arquitectos que empezaron a trabajar en la Exposición y que tuvieron su momento de mayor reconocimiento profesional entorno al cambio de siglo. Igualmente, este certamen internacional sirvió para que Japón pudiera presentarse por primera vez de una manera oficial en España, con una extensa selección de productos. Lo hizo mediante la construcción de un pabellón propio y una casa tradicional que quedaron repletos de objetos de carácter artístico y que cautivaron tanto a los artístas como a la sociedad catalana de la época. Fue precisamente la participación japonesa en la Exposición Universal de Barcelona de 1888 la que dio el principal impulso a la difusión del japonismo en España. Este estudio presenta de forma sintética algunos de los puntos claves para comprender el éxito de la Exposición y el impacto que tuvo la participación japonesa en la península y de manera especial en el arte catalán.
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