Constatamos que, a pesar del paso del tiempo, algunas obras siguen siendo modernas. Decía Alejandro de la Sota: “Tal vez sea una suposición mía, pero me consideré obligado a ser sincero y confesar ese sentimiento de que no había pasado el tiempo por mis obras”.
Ser moderno es ser actual para siempre. Según Antonio Miranda: “Lo difícil para una obra no es llegar a ser contemporánea (un falso valor), lo importante y valioso es llegar a ser moderna, es decir, actual para siempre.
Porque ser moderno no es cosa de calendarios, sino de calidades, de genuina autenticidad”.
¿ Cómo podemos discernir esos criterios de atemporalidad?. Tratamos de ayudar a elaborar una herramienta de estudio de la obra de los arquitectos de la Modernidad, aportando criterios para dotar de mayor precisión a los análisis. Siguiendo a Helio Piñón, extraeremos los criterios para reconocer la modernidad de una arquitectura concreta, desde dentro de la propia arquitectura.
Tratamos de identificar la Modernidad arquitectónica, distinguiéndola de otros conceptos... ¿Puede ser el movimiento moderno “estirado” indefinidamente como algo de vigencia permanente? ¿Debemos diferenciar entre Modernidad y Arquitectura del Movimiento Moderno? ¿Podemos hablar de un estilo moderno? ¿Se trata de un minimalismo? ¿Una arquitectura global, universal? ¿Estamos ante un nuevo clasicismo? Estableciendo analogías con los frecuentemente utilizados indicadores urbanos para intentar explicar el concepto de indicador y su utilidad, el trabajo propone “rastrear” arquitectura, y buscarle esos “indicadores” (de tipo cualitativo-conceptual más que cuantitativo-dimensional). La búsqueda se realiza mediante el estudio de proyectos ejemplares o estudio de casos, preferentemente en modelos y maestros cercanos, los modelos de la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX, época del despegue en busca de la modernidad arquitectónica.
Planteamos si merece la pena el esfuerzo de llamar la atención sobre estas arquitecturas, patrimonio poco valorado, vulnerable y en riesgo; que, en muchos casos surgió como algo efímero, pasajero, creado para no durar. Si poseemos recursos suficientes para mantenerlo y ponerlo en valor. Si es posible intervenir en él, alterándolo, dándole un nuevo uso o es algo intocable, y caemos en el complejo de Noé, que tiende a salvarlo todo en el arca patrimonial. Si ha de ser renovado y sustituido sistemáticamente por lotes, como sugiere Koolhaas.
Buscamos, por fin, dentro de la arquitectura de arquitectos con oficio, que han destacado por su permanencia en la modernidad, analizando sus obras, siguiendo el hilo conductor desde la solidez, utilidad y belleza de Vitruvio, relacionándolo con los conceptos análogos de Roth -organización funcional, realización técnica, consideraciones económicas y síntesis estética-, las interpretaciones paralelas de Collins, Nervi, Frampton y los criterios de atemporalidad basados en la obra de de la Sota propuestos por Alberto Burgos.
Así obtenemos una tabla resumen, relacionando los conceptos con la interpretación del bien en arquitectura de María Antonia Frías: firmitas-sinceridad constructiva-verdad, / utilitas-adecuación a la función-bondad, / venustasdecoro- belleza. Los tres trascendentales. Tal vez aquí se encuentre el meollo de la modernidad atemporal.
Palabras clave: modernidad, indicadores, atemporal, trascendentales, arquitectura.
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