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Un modelo turístico alternativo: el hotel Araxa de Francesc Mitjans en Palma de Mallorca

  • Autores: María Sebastián Sebastián
  • Localización: II Congreso Pioneros de la Arquitectura Moderna Española: Aprender de una obra: Actas digitales de las Comunicaciones aceptadas al Congreso / coord. por Teresa Couceiro Núñez, 2015, ISBN 978-84-606-7879-3, págs. 564-574
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • La década de 1950 significa para Mallorca el despegue de la construcción contemporánea para el turismo. A partir de 1955 aparecen edificaciones hoteleras que plantean una nueva forma de entender el alojamiento para el visitante, dejando de lado los estilos neopopulares y regionalistas imperantes en la década anterior. La gran mayoría estos edificios novedosos lleva la firma de nombres clave de la renovación arquitectónica del siglo XX en España. Uno de ellos es el hotel Araxa (1956) proyectado por Francesc Mitjans i Miró (1909-2006) y ubicado en Son Armadans, un barrio residencial de Palma de Mallorca alejado de los focos turísticos.

      El origen del proyecto está en la llegada del constructor Enrique Munt y su esposa desde Barcelona, con la intención de realizar una segunda residencia familiar. Sin embargo, la idea inicial se ve sustituida por la de construir un hotel, confiado a Mitjans con quien Munt ya había trabajado previamente.

      El edificio pasa por un proceso proyectual en el que los bocetos conservados hablan de una triple búsqueda: la de la colocación en el emplazamiento, la del programa que debe albergarse y la de la distribución interior de los espacios.

      El resultado es un volumen paralelepipédico alineado con el fondo del solar. Esta disposición permite la creación de un gran espacio ajardinado que actúa como filtro natural entre el hotel y sus vecinos. La construcción arranca de un sótano que concentra los distintos espacios de servicio. Sobre rasante se levantan cuatro plantas rematadas por un ático que alberga la vivienda del propietario. El conjunto se vuelca hacia el mencionado jardín a través de grandes acristalamientos al otro lado de los cuales se encuentran los espacios comunes, en el caso de la planta baja, y los dormitorios en las tres plantas superiores. Las superficies vidriadas se protegen con el voladizo de los balcones que recorren la fachada en toda su longitud y con celosías cerámicas fijas que hacen lo mismo en sentido vertical, siendo el elemento más icónico de la construcción Constructivamente, el edificio introduce materiales poco frecuentes en la isla, como el ladrillo visto, prácticamente inédito en la construcción mallorquina. O las ya citadas celosías que Mitjans volverá a utilizar en el hotel Cala Blanca de Palmanova y que serán frecuentes en obras hoteleras de zonas como Cala Millor.

      Aunque la gran aportación del edificio está en presentarse como una alternativa a los grandes equipamientos que empezaban a proliferar en el litoral mallorquín. Con sus reducidas dimensiones y su ubicación distanciada de la costa, el hotel Araxa se aleja de la concepción de crecimiento en altura en primera línea de mar por la que optaron otras obras destacadas para el turismo en Mallorca y se coloca en la línea de respeto por el entorno que mantendrá Fisac en el hotel Costa de la Luz (1958). Esto hace del edificio un modelo a contemplar en la actualidad, dentro del debate sobre la necesidad de renovación de los tejidos urbanos turísticos.


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