El concurso para el Pabellón de España en la Feria Mundial de Nueva York 1964-65 es uno de los más trascendentes para la arquitectura española de los siglos XX y XXI. No solo por la imponente lista de arquitectos inicialmente invitados (24) y los finalmente concursantes (16), sino también por su contexto y repercusión en la arquitectura española a largo plazo.
Después del inicial “escándalo” del pabellón de Molezún y Corrales en Bruselas 58, y su posterior éxito indiscutible, NY64 se presentaba más sosegada. El Gobierno español apostó sin matices por la nueva arquitectura como continente ideal para proyectar una imagen de país moderno ante el mundo en general y Estados Unidos en particular.
Los pabellones nacionales gozan de tres características singulares: son edificios efímeros, carecen de una función “exigente” (aparte de la representativa y expositiva) y son fruto de un concurso. Unidas, esas características se potencian generando enormes posibilidades. Un concurso para un pabellón nacional es un laboratorio para la investigación y experimentación arquitectónicas en todos los aspectos (formal, espacial, técnico-material, expositivo, cultural-ideológico, social, etc.).
El pabellón de NY64 debía ser el principal escaparate de España para establecer futuras relaciones comerciales a gran escala, atraer turismo y abrir su economía. Arquitectura, política, economía y propaganda siempre están próximas en estos certámenes. Para ello, el Ministerio de Asuntos Exteriores invitó a casi todos los arquitectos que entonces copaban el panorama nacional. El concurso reunió, como pocas veces, a los grandes maestros españoles de la modernidad de posguerra. Entre los 24 equipos invitados figuraban Aburto, Bohigas, Cabrero, Carvajal, Coderch, Corrales, Fernández-Shaw, Fisac, Gª de Paredes, Gutiérrez Soto, Higueras, Molezún, Moneo, Moreno Barberá, Moya, Oíza, Ortiz Echagüe y Echaide, De la Sota, Vázquez de Castro o Zuazo.
La comunicación realizará un análisis crítico de las 16 propuestas presentadas al concurso, en relación con el contexto español e internacional. Indagará en algunos antecedentes y, fundamentalmente, buscará los consecuentes de estos proyectos que, salvo excepciones, no son tan conocidos como cabría esperar.
En un contexto relativamente modesto y “periférico”, estos arquitectos dejaron muestra de su capacidad para trabajar con pocos medios, con compromiso y, haciendo uso de su gran oficio, dar con las señas de identidad de la arquitectura moderna española. Estas, en muchas ocasiones, consisten en el fértil diálogo entre lo contemporáneo y lo popular o vernáculo. En este concurso se evidenció en la sabia reinterpretación del patio, un recurso que utilizaron casi todos los concursantes. Estos proyectos son un gran ejemplo que puede ser tomado hoy, en estos momentos de incertidumbre, como referente fiable.
Por último, se explorará brevemente el pabellón de Carvajal, estudiando la evolución entre la propuesta ganadora y la construida. Proyecto, construcción y montaje expositivo abarcaron menos de 13 meses. Aunque probablemente este proyecto no era el más audaz del concurso, sí fue uno de los mejores pabellones de la Feria y, como sucedió con muchas otras propuestas, el origen de una larga escuela de arquitectos españoles. Escuela que, con lógicos matices, puede seguir vigente hoy y mañana.
Palabras clave: Pabellones, España, concursos, Nueva York, 1964
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