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Panteón de los españoles en Roma: una casa para siempre

  • Autores: Ángela García de Paredes de Falla
  • Localización: I Congreso Pioneros de la Arquitectura Moderna Española: Vigencia de su pensamiento y obra: Actas digitales de las Comunicaciones aceptadas al Congreso. / coord. por Teresa Couceiro Núñez, 2014, ISBN 978-84-697-0296-3, págs. 366-376
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • El Panteón de los Españoles en el cementerio Campo de Verano, obra de García de Paredes y Carvajal con el escultor García Donaire, fue encomendado a los tres pensionados en 1957 por el entonces embajador ante el Vaticano, Fernando Castiella. Es una obra que convierte en realidad la integración entre arquitectura y escultura y en ella colaboraron de cerca, con entusiasmo y dedicación, ante un encargo inesperado los tres jóvenes pensionados en la Academia de Roma.

      Arquitectura y escultura están en síntesis con las ideas de los tres jóvenes que plantean un espacio abierto, un patio exento de símbolos religiosos distinto de las capillas al uso que lo rodean. Exploran un camino nuevo en el que el resultado se aleja del monumento funerario que pasa a ser un espacio simbólico de dos planos en equilibrio dispuestos sobre una plataforma tersa. Las cruces quedan integradas en el muro de hormigón que cierra uno de los lados del Panteón, múltiples cruces entrelazadas que dan asiento a pequeñas repisas voladas para colocar ofrendas y flores. En ese muro, las manos que en su parte inferior se agarran con fuerza a la base, según ascienden se van soltando y abriendo hacia el cielo hasta convertirse en palomas. No se distingue donde empieza la escultura y donde termina la arquitectura en el muro de hormigón y si el plano horizontal del Panteón es un podium en el que se disponen dos esculturas, una de hormigón y otra enrejada de acero.

      Es difícil encontrar el Panteón entre los pinos romanos, casi nadie se acuerda donde está. Siguiendo las indicaciones de algún antiguo vigilante es posible llegar hasta él, atravesando el tiempo, hasta dar con la pequeña capilla abierta entre el muro de hormigón armado de vigoroso claroscuro y una hermosa reja de hierro y bronce. Los planos verticales están dispuestos sobre un plano horizontal terso, recordando las piezas distintas que dispuestas en los Foros constituyen un conjunto unitario. Cuando se pisa el plano horizontal de 10 por 7 metros, el pavimento de travertino con despiece rectangular recuerda las losas de lápidas en las iglesias y uno se siente en una sala a cielo abierto entre dos paredes distintas, una pared opaca y la reja de hierro en la que brillan algunas piezas de bronce cuando el ojo se mueve por ella. Es un recinto abierto al cielo de Roma donde se ven los cipreses, como en un jardín. Se siente la tranquilidad misma de una casa pompeyana donde interior y exterior se confunden y donde desaparecen el Campo de Verano y los enterramientos. Pienso en las palabras del Marqués de Lozoya “...en una vida que ya no estará turbada por el espanto de la Muerte” y creo que el Panteón de los Españoles es, sin embargo, una hermosa habitación abierta en un jardín donde se ve el cielo, suenan los pájaros y hay silencio, es mas bien para los que nos detenemos allí, una casa para siempre, para estar con los ausentes y con los presentes.

      Palabras clave: Roma, panteón, colaboración, arquitectura, escultura.


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