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Antecedentes en los autómatas tecnológicos de Casto Fernández Shaw: Garaje Radial Esproga

  • Autores: Cristina Jorge Camacho
  • Localización: II Congreso Pioneros de la Arquitectura Moderna Española: Aprender de una obra: Actas digitales de las Comunicaciones aceptadas al Congreso / coord. por Teresa Couceiro Núñez, 2015, ISBN 978-84-606-7879-3, págs. 376-387
  • Idioma: español
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  • Resumen
    • Este artículo busca los antecedentes de los proyectos que dan visibilidad y dignidad a las infraestructuras tecnológicas y energéticas de cada época. Con la aparición del coche surge la necesidad de abastecerlo de gasolina, almacenarlo e intercambiarlo por otros medios de transporte y de dar una apariencia natural y cuidada a cada acción, de dar una silueta a los elementos que conforman su función: los suministradores de gasolina, los aceites, el agua, el aire a presión o los extintores de incendios, sin esconderlos. Como pionero en aparcamientos robotizados, gasolineras, infraestructuras energéticas (centrales eléctricas y presas) intercambiadores (estaciones de enlace ferroviario, de autobuses y de autogiros) y aeropuertos, Casto Fernández Shaw investigó y proyectó la mayor parte de las inquietudes contemporáneas y cuya fecha de nacimiento aunque no corresponde con la de arquitectos posteriores como Alejandro de la Sota, Jose Antonio Corrales o Fernando Higueras, sus intereses y proyectos relacionados con la industria y la tecnología, sí.

      La investigación sobre nuevos mecanismos de almacenamiento de coches comienza con la exposición de los proyectos en los salones del Círculo de Bellas Artes durante los años 1934-35 a través de sistemas radiales, ascensores, lanzaderas Dolly y dispositivos electrónicos: autosilos, autopark, garaje radial, seropark Esproga, autopark radial Siro- Esproga. Aunque durante años buscó financiación para llevar a cabo sus proyectos sin mucho éxito, en 1959 funda junto a su amigo Juan Giner la Sociedad E.S.P.R.O.G.A, Estudios y Proyectos de Garajes y aparcamientos. El proyecto de Garaje Radial Esproga de estacionamiento automático subterráneo, realizado en estructura mixta de pórticos de hormigón y reticular de acero, fue presentado en 1958 durante la Exposición de Inventores de Bruselas y recibió la Medalla de Oro: un proyecto con ascensor central que recibía los coches en el suelo, los giraba y depositaba en su destino y permitía guardar diez vehículos por planta, consiguiendo un total de 100 a 150 coches y una variante proyecto con helipuerto y ascensor descentralizado donde el coche una vez alcanzado su destino era empujado por una lanzadera o Dolly hasta una plataforma giratoria central que trasladaba el coche hasta su plaza de aparcamiento situada en la periferia. Dichos proyectos fueron adaptados para ubicarse en la calle San Marcos de Madrid (Garaje Radial Esproga en Madrid) y tienen como antecedente otros aparcamientos mecanizados anclados a las medianeras de varios edificios del centro de Chicago de 1925, donde una noria vertical (paternoster) permitía deslizar la plataforma individual de cada coche hasta su posición definitiva. Eran máquinas desmontables implantadas de manera temporal en distintos paramentos de la ciudad, hasta llegar al diseño de los elementos básicos que perduran hasta hoy: cabinas de recepción, elevadores, robots y almacenes.

      Siguiendo su teoría de arquitecturas aéreas y antiaéreas con la cual describe sus ciudades acorazadas y aerostáticas, los proyectos naturalistas de sistemas robotizados enterrados (antiaéreos) y en torre (aéreos) adelantan programas de usos urgentes actualmente y los diseños de hiperboloides y otras formas aerodinámicas y fluidas avanzan la influencia de la robótica, el auge del cómic futurista y el empleo en arquitectura de complejos programas de software aeroespaciales en las nuevas investigaciones geométricas.


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