La trabajabilidad de los hormigones en el campo de la edificación, ha sido desde hace muchos años un tema en el que los progresos de los hormigones cada vez más técnicos ha ido quedando siempre para futuras revisiones de la normativa y ello ha originado que esta característica sea actualmente uno de los puntos negros en nuestra realidad.
Las pasadas revisiones de la EHE fueron introduciendo correctamente conceptos muy necesarios, como la durabilidad y la mejora de resistencias en los hormigones, lo que tuvo un impacto directo en las relaciones agua/cemento y en los contenidos mínimos de cemento resultando una mejora técnica de los hormigones y una mejora de la calidad de las obras ejecutadas que no se puede discutir.
La trabajabilidad o consistencia de los hormigones, ha pasado en los últimos 30 años de plástica a blanda, con una escala de aplicación que sólo afecta a nuestros hormigones, mientras que, desde hace muchos años, en la normativa europea se emplean las conocidas consistencias que van de S1 a S5 y que abarcan un campo de consistencias mayor que el español, que deja por ejemplo los hormigones usados en pantallas y pilotes fuera de normativa.
La consistencia más usada en Europa, que se puede consultar en las tablas estadísticas que publica anualmente ERMCO, es la S4 y seguida de la S3, mientras que aquí se está en una consistencia que, aunque no coincide exactamente, es la S2. (...)
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