Es lícito preguntarse hasta qué punto la revolución digital puede poner en peligro los derechos civiles. Sin embargo, dicho análisis no debería ignorar los beneficios potenciales de la digitalización ni exagerar sus capacidades actuales.
En el pasado, también otras revoluciones tecnológicas causaron profundos cambios sociales y provocaron efectos colaterales no deseados. Al igual que entonces se redactaron nuevas leyes, lo mismo ocurrirá en la era digital.
La tecnología digital continuará progresando durante las próximas décadas. Los problemas que puedan surgir de su uso no se solucionarán condenándola de manera irreflexiva, sino juzgándola de la manera correcta y aprovechando sus oportunidades.
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