En Kemper, Misisipi, la compañía Mississippi Power está construyendo una central eléctrica de "carbón limpio" que producirá electricidad a partir del tipo de carbón más sucio y capturará sus emisiones de CO2 en lugar de enviarlas a la atmósfera.
Para almacenar ese CO2, la central lo venderá a una compañía que lo inyectará en yacimientos petrolíferos menguantes para obtener más crudo. Se estima que cerca de un tercio de las emisiones de CO2 permanecerán atrapadas bajo tierra. Sin embargo, la combustión del petróleo extraído generará nuevas emisiones.
Los elevados costes de esta y otras instalaciones similares cuestionan que el planteamiento sea económicamente sostenible. Hasta la fecha se han cerrado o abandonado 33 proyectos de captura y almacenamiento de carbono en todo el planeta.
A falta de una captura de carbono efectiva y asequible, las naciones que el pasado mes de diciembre se comprometieron en París a reducir sus emisiones no podrán cumplir sus promesas.
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