La utilización práctica de satélites de comunicaciones para transmisión telegráfica, telefónica y de televisión es un hecho real desde hace ya varios años. Los primeros, balbucientes, ensayos de transmisión de imágenes entre continentes, que pudimos contemplar desde nuestros receptores de televisión en los primeros años de esta década, han cuajado en un espléndido presente que hace más fácil, más perfecta y totalmente usual nuestra creciente necesidad de comunicación.
Lógicamente, la transmisión de datos no podía quedarse atrás en el aprovechamiento de esta nueva técnica, y rápidamente empezó a estudiarse la adaptación del envío de información binaria a las comunicaciones espaciales.
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