Entre tantas hipótesis sobre el año 2100, si cualquiera, débil o fuerte, adaptado o no a su entorno, puede salvar el escollo de la muerte y ver su vida prolongada sine die, ¿para qué seguir reproduciéndose, sin ir más lejos? La condición humana no necesitaría el mecanismo de la reproducción para proyectarse hacia el futuro. Equivaldría a “matar a Darwin”, como a finales del XIX algunos “mataron” a Dios
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