En las últimas semanas estamos asistiendo a ciertos acontecimientos que, aunque parecen pasar inadvertidos, carentes tal vez de la publicidad que merecen, van a producir, a nuestro juicio, la mayor evolución experimentada por la industria de los ordenadores desde sus comienzos.
Creemos, en efecto, que la transformación que para un futuro ya próximo puede preverse en esta industria va a tener un impacto en los utilizadores de mucha mayor importancia que el que, en su día, representó la aparición del primer ordenador para sustituir a la tabuladora o, más recientemente, la comercialización de los ordenadores de la tercera generación.
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