Value theory has traditionally sited value to person or persor affecting concerns. Efforts to broaden contingency loci beyond the person, however, or even to be wholly independent of such concerns, increasingly challenge this notion, an ethical architecture termed impersonalist and now increasingly used in neuroethical contexts. In neuroethics contingency shifts typically adopt one of there formats: 1) intergenerational transactions where larger social entities constitute the value site, 2) extended mind theory, in which the person centered locus embraces non-person functional elements, or 3) posthumanism where value is attached to malleable, posthuman entities. Impersonalist contingencies are characterized metaphysically by mixed modes in which indeterminate relations supervene on person and non-person entities, or constitute the contingency locus alone. Value contingencies in personalist architectures, by contrast, are attached to metaphysical entities that are qualified by categorical accidents. Impersonalist formats thus site value to larger, less individuated systems charecterized by their malleability; therefore, they can be expected to diminish anthropocentrism, enhance non-person value parity, and promote the deconstruction of value. Personalist formats, by contrast, site value to individuated, person or person affecting entities. Such formats can be expected to emphasize the integration of the individual and metaphysically distinct form, and to preserve intrinsic value.
La teoría del valor ha localizado tradicionalmente el valor en los asuntos que afectan a la persona o las personas. Sin embargo, los esfuerzos para ampliar la contingencia loci más allá de la persona, o lograr incluso que sea totalmente independiente, desafía cada vez más esta noción.Se trata de una arquitectura ética llamada impersonalista y que se utiliza cada vez más en contextos neuroéticos. En neuroética, los desplazamientos de contingencia normalmente adoptan uno de estos tres formatos: 1) las transacciones entre generaciones donde las entidades sociales más grandes constituyen el sitio de valor, 2) la teoría extendida de la mente, en la que el lucus centrado en la persona abarca elementos funcionales no personales, o 3) el posthumanismo, donde el valor se fija en entidades maleables y posthumanas. Las contingencias impersonales se caracterizan metafísicamente mediante modos mixtos en los que relaciones indeterminadas sobrevienen sobre la persona o entidades no-personales, o constituyen aisladamente el locus de contingencia. Por el contrario, las contingencias de valor en las arquitecturas personalistas están asociadas a entidades metafísicas que son cualificadas por accidentes categoriales. Los formatos impersonales, por tanto, sitúan el valor en los sistemas más grandes y menos individualizados careacterizados por su maleabilidad; por lo tanto, se puede esperar que disminuya el antropocentrismo, aumente el valor de lo no-personal, y promuevan la deconstrucción de valor. Los formatos personalistas, por el contrario, sitúan el valor en personas individuales, o en asuntos que afectan a la persona. Se puede esperar que tales formatos enfaticen la integración de lo individual y metafísicamente distinto, y preserven el valor intríseco.
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