El proceso de proyecto presta una consideración especial a los aspectos urbanos de la propuesta, como se pone de manifiesto en la adopción de una tipología organizativa de vocación esencialmente urbana, las modificaciones introducidas en la ordenación original de la manzana —que tienden precisamente a buscar un mejor acuerdo de la arquitectura con su entorno próximo—, la creación de un paso transversal que perfora los volúmenes laterales, para establecer la comunicación directa entre el paisaje urbano exterior y el patio de manzana, o la importancia concedida a este último ámbito, verdadero protagonista de la actuación.
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