Un trágico suceso ocurrido en Argentina ilustra el peligro del intrusismo y la charlatanería. La brutal extracción de una muela a un joven de dieciocho años y la infección derivada de aquélla provocaron el fallecimiento del paciente por asfixia. El dentista había roto la pieza en cuatro pedazos antes de extraerlos; con una llave le arrancó trozos de la encía y de la mucosa sublingual, fracturándole el maxilar inferior de tal manera que algunas esquirlas habían saltado del alvéolo hecho pedazos y se habían incrustado en los músculos vecinos.
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