El xeroformo puro puede ser empleado en la cura de los abscesos de las encías y las fístulas dentales; en el empiema del seno maxilar, la oclusión con gasa xerofórmica ha dado resultados notabilísimos; y en la obturación de canales en dientes muertos se recomienda utilizar una pasta compuesta de xeroformo, timol, formalina y aceite de enebro.
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