La extracción a tiempo puede evitar muchos problemas; debe hacerse incluso en presencia de una inflamación aguda. Es más peligrosa, en vista de la posibilidad de ocasionar una autoinfección, la obturación en las caries de cuarto grado y el raspado o limpieza de los dientes. Cuando la pulpa muere se produce la putrefacción de los elementos orgánicos que la constituyen, lo que la convierte en una substancia muy tóxica; el número de bacterias en una pulpa en tal estado es considerable. Hay dos enfermedades que son por excelencia contagiosas: la sífilis y la tuberculosis.
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