Los dientes deformes, incrustados o malpuestos deben ser considerados y estudiados, no sólo en sí, sino también como síntomas o indicaciones de otros trastornos patológicos anteriores que se han manifestado, entre otras cosas, en esas anomalías dentarias. Es necesario conocer la historia del crecimiento y desarrollo de la cara con tanto esmero como el de cada diente en particular.
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