El cemento de cobre empleado en el relleno de canales da un resultado óptimo gracias a su gran poder germicida. El modus operandi es el siguiente: una vez hecha la extirpación pulpar, hacer repetidos lavados de la cavidad y canales con agua oxigenada a seis volúmenes, con jeringuillas apropiadas, seguidamente utilizando una sonda forrada con algodón y empapada en una solución de ácido sulfúrico al 40 por 100, que es introducida en los canales imprimiendo ligeros movimientos de rotación, con lo que se logra ensancharlos y desintegrarlos de los detritus y restos pulpares que en ellos existan.
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