La articulación alvéolo-dentaria es muy resistente a las infecciones por su sencillez y relativa inmovilidad. Por un traumatismo cerrado se pueden fijar por el mecanismo de embolias sépticas, microbios y toxinas capaces de producir la artritis alvéolo-dentaria. Es indudable que cuando hacemos una desvitalización producimos un traumatismo articular, como lo prueba la ligera artritis que se produce después casi siempre pasajera. Algunas veces, después de todos los cuidados de asepsia, se produce una artritis aguda que no podemos remediar. Estas artritis recaen siempre en individuos con taras orgánicas o en los que existe algún foco séptico oculto próximo o lejano. La boca rica en flora microbiana, con sus órganos linfoides de protección, depósitos al mismo tiempo de microbios, son generalmente el punto de partida por vía endógena de esta artritis. La artritis es mucho más aguda cuando es causada por asociaciones microbianas. Existen focos imposibles de determinar por los medios de exploración actuales, que pueden causar artritis alvéolo-dentarias por fijación microbiana. Puede en una articulación de un diente producirse una artritis, por propagación de otro que la padezca. Siendo la boca el foco séptico más inmediato, debemos proceder siempre a su limpieza antes de entrar en unos canales. Cuando menos se traumatiza y toca un conducto radicular, más garantías tendremos de evitar una artritis.
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