Las úlceras de estómago, apendicitis y colecistitis no se producen por la absorción de los organismos, sino por la entrada de los mismos en la circulación sanguínea; la fuente de infección es a menudo una piorrea descuidada. Los dientes suelen ser descuidados en el afán por atribuir el delito a las amígdalas: es, por tanto, necesaria la cooperación entre médicos y dentistas para evitar extraer innecesariamente amígdalas y dientes, así como para reducir los estados mórbidos y la mortalidad.
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