La fuerza centrífuga se emplea para precipitar, del plasma, los glóbulos de la sangre que flotan en un medio casi de su misma densidad; con mayor razón obrará sobre un metal fundido y pesado. Con este sistema no hay pérdida de oro como en la presión al vapor, pues cuando éste es mucho pueden saltar partículas fuera del anillo. Aún estando rajado o agrietado el revestimiento, el colado se efectúa, lo que a veces no sucede con los aparatos al vacío. Se hace por fuerza progresiva, ya que obra sobre la densidad de la masa fundida. El modus operandi no difiere en absoluto de los otros sistemas de revestir; el oro se fundirá como de costumbre en el anillo, y una vez fundido bastará con impulsar y hacer girar la fronda dos o tres veces, con lo cual quedará terminado el colado.
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