Los nuevos modelos de articuladores anatómicos parecen ser hechos para obtener las relaciones cráneo-faciales necesarias, pero el desconocimiento de éstas hace que dichos aparatos sólo sirvan para montar dentaduras empíricamente. Es indudable que la forma de los maxilares y su desarrollo se debe, principalmente, a la erupción dentaria, y que a esta erupción se supedita la trayectoria condílea; además, al ejercer una definitiva influencia sobre el desarrollo de los maxilares, se estimula la formación del proceso alveolar, mientras que el cuerpo y ramas ascendentes de la mandíbula dependen, en su desarrollo, de la función de la articulación cráneo-mandibular.
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