El desarrollo de un reumatismo crónico requiere la convergencia de factores endógenos y exógenos que actúen sobre un terreno artrítico, es decir, de predisposición del mesénquima. El factor infeccioso es, con mucho, el dominante patogénico más frecuente; las infecciones que originan reumatismos pueden ser generales (sífilis, tuberculosis, paludismo, eruptivas, gripe, etc.) y focales. Los focos se encuentran localizados, en orden de importancia creciente: en el tracto genitourinario, el naso-farinx y sus dependencias, en los bronquios, y en el tubo digestivo y sus anexos. Existe una gran disparidad de opiniones respecto a cuál es el estreptococo causante de las diversas formas de reumatismo, siendo problemático el poder discernir cuál es el agente causal de tal o cual forma articular morbosa. El tratamiento se desprende del diagnóstico: extirpación de los dientes enfermos, curación de la gingivitis y la piorrea, o uso de vacunas.
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