El espejo irrigador constituye, en uno sólo, dos instrumentos indispensables, la pera y el espejo. Ha sido ideado para simplificar las manipulaciones, tantas veces complicadas, de la dentistería operatoria. También puede servir como abate-lengua, para reconocer boca y faringe, y también como irrigador en los casos de placas, heridas o estomatitis. También el público podrá con él vigilar mejor sus dientes y practicar los lavados que le prescriba su dentista, irrigar espacios interdentarios y vigilar el perfecto estado de eficiencia de los aparatos protésicos que tenga en su boca.
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