Un diente, debido a la presencia de gangrena en la pulpa, o a que ha sido desvitalizado para un fin determinado, jamás evoluciona como órgano o parte de órgano necrosado; para que ello sea posible tiene que sufrir un proceso de reabsorción, enquistamiento o eliminación, procesos observados en contadísimas ocasiones. Un diente desvitalizado a causa de un proceso patológico, si es atendido a tiempo por un odontólogo competente, puede quedar en la boca sin que ello origine trastorno a nuestra economía. Todo diente que sufra un proceso agudo se salvará si es atendido a tiempo, aun tratándose de un proceso purulento.
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