Se trata de un caso de enfermedad ósea de Reckinghausen observada en un hombre de 31 años que había ingresado por fracturas espontáneas. Este hombre presentaba una extraordinaria fragilidad ósea, pues el hecho de volverse en la cama le produjo una fractura del húmero. Las fracturas eran seguidas de deformaciones. El examen químico de la sangre demostró una hipercalcemia considerable, coincidiendo con una hipercalciuria tal que el orinal del enfermo estaba fuertemente impregnado de sedimento cálcico. La radiografía reveló una descalcificación ósea difusa tan pronunciada que apenas se distinguían los huesos en medio de los tejidos blandos. Predomina en el centro del hueso en la región correspondiente al canal dentario (es la mejor vascularizada) y en la zona de las potentes inserciones musculares (coronoides, ramas ascendentes).
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