Los síntomas de la enfermedad cancerosa no se limitan a la presencia del tumor; también son constantes las alteraciones humorales. Estas alteraciones preceden, en los tumores benignos, a la aparición de la malignidad. El tratamiento por las radiaciones ejerce una influencia profunda y durable sobre el mecanismo glicorregulador de los cancerosos, y varía en razón al efecto clínico obtenido. La existencia simultánea de alcalosis del plasma y de curva hiperglucémica puede contribuir al diagnóstico del cáncer. Todo ocurre como si existiera una relación causa-efecto entre las alteraciones humorales y la aparición del tumor.
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