Dos grupos de niños, cuidadosamente observados durante su infancia, fueron reexaminados con posterioridad ante la presencia de caries dental. Los miembros del primer grupo no habían sufrido raquitismo, mientras que los del otro lo habían padecido en forma benigna o moderada en su primer año de vida. Aunque en este último la presencia de la caries es superior, en el grupo de los no raquíticos había casos de dientes temporales y permanentes atacados. Por otra parte, la teoría que apunta al escorbuto como factor causal de la caries se contradice con los datos de distribución geográfica de la enfermedad, pues ésta es frecuente en los países cálidos y tropicales en los que abunda la alimentación antiescorbútica. El análisis de las condiciones clínicas también indica que no se puede atribuir la caries dental a la deficiencia de las vitaminas A o B. Por último, las lesiones patológicas del esmalte son muy frecuentes en los niños pequeños: se trata de una enfermedad totalmente distinta a la caries, que ataca en particular los incisivos superiores; es hallada en los dientes temporales de los niños que nunca tuvieron raquitismo o escorbuto. A menudo hay una asociación entre este trastorno, la tetania infantil y una deficiencia de calcio en la sangre. Existe una gran relación entre el crecimiento o desarrollo y la caries, como demuestra la frecuencia excepcional durante la adolescencia y los años inmediatos posteriores de esta enfermedad.
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