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Consecuencias nocivas del Brexit para la UE y Gran Bretaña

  • Autores: José Antonio de Yturriaga Barberán
  • Localización: Diario La Ley, ISSN 1989-6913, Nº 8787, 2016
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Aunque Winston Churchill fue el primer ideólogo y visionario de una Europa Unida, Gran Bretaña no se sumó al inicio del proceso de integración europea. Churchill se debatió entre su deseo de dar continuidad del Imperio Británico y su percepción de la necesidad de una Europa unida, y de ahí su ambigüedad en e l momento de su gestación. No veía al Reino Unido en Europa, pese a ser partidario de su integración en el nuevo ente «in fieri», porque temía el excesivo federalismo y la aspiración supranacional de los padres fundadores y la incidencia adversa en la Commonwealth y en sus lazos especiales con Estados Unidos .Por ello, decidió no unirse en 1951 a la Comisión Europea del Carbón y del Acero. Puso de manifiesto sus dudas hamletianas al afirmar: «Estamos en Europa, pero no somos Europa. Estamos vinculados, pero no atados». Reflejaba así el excepcionalismo británico y su autonomía respecto a Europa, que le daban derecho a un tratamiento especial. Cuando vio que el modelo limitado de la CECA se ampliaba en 1957 a toda la economía con la creación de la Comunidad Económica Europea, el Reino Unido se preocupó y, para contrarrestar a la CEE, constituyó la Asociación Europea de Libre Comercio en 1960. Su tentativa tuvo escaso éxito y Gran Bretaña, con su habitual pragmatismo, dejó tirada a la EFTA y solicitó su ingreso en la CEE, con el fin de frenar desde dentro el proceso que no había podido controlar desde fuera. Charles De Gaulle le pasó factura y la tuvo una temporada en la «dog house», hasta que finalmente dio la venia para su ingreso en 1973.


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