La aplicación del motu proprio Mitis Iudex comporta una serie de retos desde el punto de vista de su aplicación forense canónica. El primero de ellos es llevar a cabo una efectiva «conversión de las estructuras jurídico-pastorales», de modo que la actividad judicial se incorpore finalmente a la pastoral familiar, todo ello a como exigencia de esa Iglesia «en salida» de la que habla la Evangelii Gaudium del papa Francisco. El segundo es la necesidad de que el obispo diocesano integre la atención a los procesos de nulidad en el conjunto del ministerio episcopal, como una de las tareas y responsabilidades importantes que el Obispo tiene ante el Pueblo de Dios, responsabilidad que va mucho más allá del ejercicio inmediato y personal de la función judicial. El tercero es colocar la búsqueda de la verdad y la defensa de la indisolubilidad en el centro de la actividad judicial. Por último, procurar que la tramitación de los procesos de nulidad responda a criterios de diligencia y celeridad.
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