Introducción. La discapacidad intelectual, definida como limitaciones sustanciales en el funcionamiento intelectual, afecta al 0,7-1,5% de la población. Estas personas presentan mayores tasas de obesidad, y sus valores calóricos y estado nutricional son deficientes. Objetivos. Conocer los hábitos nutricionales, analizar la eficacia de la educación nutricional y evaluar la posible mejora, introduciendo talleres de ejercicio físico y nutrición, en la discapacidad intelectual. Pacientes y métodos. Se realizó una valoración clínica, nutricional y antropométrica (peso, talla, índice de masa corporal, grasa corporal, perímetro de la cintura) a 47 sujetos con discapacidad intelectual. Se registraron los hábitos deportivos, la historia clínica y la historia dietética mediante un registro alimentario y un cuestionario de adhesión a la dieta mediterránea (KidMed). Los talleres de nutrición y ejercicio físico contaron con una estructura de explicación teórica, práctica y juegos. Resultados. El 76,1% presentaba exceso ponderal en el inicio del estudio. Tras la intervención, los valores de grasa corporal (–0,94 ± 4,4%) y grasa visceral (–0,86 ± 2%), así como el peso (–0,4 ± 3,3 kg) y el índice de masa corporal (–0,2 ± 1,6 kg/m2), disminuyeron, más en las mujeres que en los hombres. El 60,5% no cumplía con una alta adhesión a la dieta mediterránea. Tras la intervención, se observó una diferencia significativa (p <= 0,001) en la puntuación del KidMed. El taller de actividad física tuvo efectos positivos sobre la antropometría. Conclusiones. La alimentación fue inadecuada en la mayoría de los individuos. La prevalencia de obesidad fue elevada. Los talleres de educación nutricional y de ejercicio son una herramienta útil para trabajar con este colectivo, y consiguen cambios significativos para prevenir la obesidad y mejorar su salud.
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