La Directiva de daños que los Estados miembros de la UE deberán transponer antes de finales de 2016 persigue esencialmente tres objetivos: codificar el acervo comunitario, compaginar la aplicación pública y privada del Derecho de la competencia y facilitar de modo general las acciones de daños, en particular aquellas de los llamados “compradores indirectos”. La transposición de la Directiva al ordenamiento jurídico español se antoja compleja, por cuanto exigirá modificar conceptos legales arraigados en nuestro ordenamiento, tales como la solidaridad impropia, el plazo de prescripción de las acciones extracontractuales, el efecto de decisiones administrativas en litigios civiles o la regulación de las diligencias preliminares. De ahí que su incidencia en la legislación civil, tanto procesal como material, será significativa y exigirá más que una transposición mimética del articulado de la Directiva.
The Damages Directive, which EU Member States must implement before the end of 2016, pursues three basic objectives: the codification of the Community aquis, the conciliation of public and private enforcement of the competition rules, and a general promotion of damages actions, in particular those brought by so-called “indirect buyers”. The implementation of the Directive into Spanish law will be complex as it will require to amend entrenched legal principles, such as the regulation of joint and several liability in tort cases, the deadlines for bringing tort actions, the effect of administrative decisions in civil proceedings and the rules of disclosure. The impact of the Directive on national civil law, both procedural and substantive, will therefore be significant and require more than a mere literal implementation of the Directive’s provisions.
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