¿No tenemos líderes como los de antes o es que simplemente tenemos demasiada información sobre ellos? ¿Es posible mantener un liderazgo político, su efecto y su acción, a lo largo de los años y de las legislaturas, como pasaba en una era previa a la de la ‘democracia mediática’? (Muñoz-Alonso y Rospir, 1999) Difícil. No se da. Los políticos, y muy especialmente los líderes, son más vulnerables a un contexto social y mediático que los hiperexpone a una ‘nueva visibilidad’ teorizada con éxito por el sociólogo John B. Thompson. Su desgaste, así, es directamente proporcional a su nivel de exposición. Y con ellos, su entorno más directo, su equipo. Porque como apunta Seth Godin, referente en el estudio del marketing político, cada vez más, todo en el líder nos lo describe. También su equipo de asesores. ¿Serán solución o problema? ¿Ayudan más a construir o a deconstruir al líder? En buena parte, el secreto de su éxito o de su fracaso lo será también de su asesorado. Y su invisibilidad jugará un papel clave en ello.
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