Alicia Coronil Jónsson, Carlos del Campo Rodríguez, María Grandal Bouza
Las empresas de mayor tamaño contribuyen positivamente al crecimiento y a la estabilidad económica de un país. Su mayor productividad, su oferta de empleo más estable, y un acceso a la financiación más fácil y a menor coste, favorece la tendencia a salir al exterior, innovar, acceder a la tecnología y desarrollar, retener y atraer talento.
De ahí la necesidad de que las empresas ganen tamaño. Sin embargo, en España existen medidas fiscales, laborales y burocráticas que desincentivan su crecimiento. Superar los 50 empleados y/o una determinada cifra de facturación o de activos supone nuevas obligaciones, reduciendo su competitividad y su posibilidad de financiarse con fondos propios. Elevar estos umbrales desplazaría el efecto escalón, traduciéndose en un crecimiento del tamaño medio de nuestro tejido empresarial.
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