Hudson ocupa nuestra sección de superstar porque fue eso, una gran estrella merecedora de reconocimiento. Vivió una etapa de la historia en donde la homsexualidad no era bien vista en la factoría hollywoodiense y mucho menos la enfermedad del VIH de la que se desconocía todo, razones por las que tuvo que ocultar su orientación sexual con un falso matrimonio y soportar el casi repudio de sus compañeros al saberse que sufría de sida. Alto, guapo y fuerte, fue el galán por excelencia de los años cincuenta.
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