No hacía sol, pero sí bochorno. El estero estaba lleno, y el manglar sumergido. No se movia una rama. Olía a tanino. Los tres hombres sudaban copiosamente. Pascual, el champero negro, sentado en la popa, dejaba que la traspiración le corriera por el torso desnudo, como un barniz brillante.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados