La ocupación musulmana de la Península Ibérica, tras la derrota de Guadalete (711), hizo virar la evolución histórica de España, la que en un principio, a raíz de la invasión romana y luego la visigoda, había iniciado una trayectoria histórica similar a la de los demás países de Europa. La Península Ibérica, como bien se ha dicho, adquirió un carácter de "finisterre", no en el sentido del extremo más occidental de Europa, sino del territorio más occidental del imperio Musulmán.
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