Tan importantes son para una lengua o una cultura sus sostenedores, aquellos que velan por su tradición y su pureza, como sus innovadores; bien que estos últimos son mucho más escasos, y al propio tiempo tienen una suerte más adversa que los primeros. En verdad, los revolucionarios y renovadores solo se presentan muy de tiempo en tiempo; su lucha, por otra parte, es dura, pues la tradición es una mole difícil de remover.
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