La tarea de escritor público, no le es dada a un hombre que apénas medio conoce los primeros rudimentos de lectura y escritura; por esta razón todas las muchas faltas de correción que adolezca el cuaderno, que a la luz pública presento, ya gramaticales, ya ortográficas, suplico a mis lectores las pasen en silencio, teniendo en cuenta que en su autor no ha obrado otro interés sino el deseo de no dejar pasar por alto las inculpaciones y calumnia de una febril imajinación, y animado también de los principios que he aprendido de algúnos hombres virtuosos, pronunciados en la SOCIEDAD DEMOCRÁTICA.
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