El espíritu recibe la influencia de los ríos. Es un paisaje llevado al lienzo por los pinceles minerales y vegetales. El silencio fue su estado primitivo, su barbarie. Se expresaba dibujando sus tinieblas como queriendo convertir en roca su mundo sensible. Iba y va hacia afuera como queriendo retornar a la tierra. El hombre agitaba así el proceso de la autodestrucción.
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