El instinto de imitación ha encontrado siempre su expresión en todos los pueblos. De todas las formas de entretenimiento, el mimo es a la vez la más primitiva y estable. En el mundo antiguo existen juglares, acróbatas, diversiones públicas de todas clases realizadas por hombres y mujeres, que prueban sus múltiples habilidades en las plazas de mercado, en las calles, con motivo de festividades públicas, o en los banquetes privados -como cuenta Jenofonte en el Simposio para entretención de los huéspedes a la mesa.
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