En 1887 Francis Thompson envió a la revista católica de Londres Merry England un ensayo en prosa y dos poesías. Dirigían la publicación Wilfrid Meynell y su esposa, Alice, consagrada como cantora de profundos sentimientos y de dulces expresiones. Después de varias y difíciles tentativas para poner en relación directa a los publicistas y al colaborador espontáneo, se efectúa esta escena: "Lo que vio entrar a su despacho el señor Meynell fue un mendigo espantosamente flaco y lívido, sin más ropa que un largo paletó bajo el cual no había ropa interior, deshecho el calzado, que dejaba al descubierto los desnudos pies. Embarazosa situación...
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