La pura estirpe guerrera de Melo volvió a surgir, indomable, en su espíritu. ¿Dónde podría servir mejor a una causa libertadora que en Méjico? Por aquellos días, don Benito Júárez se hallaba empeñando en la expulsión de los invasores franceses de su territorio. Napoleón III -estigmatizado por la pluma de Victor Hugo con el apelativo de "El Pequeño" - había invadido a Méjico con sus tropas para respaldar el efímero y fantasioso imperio de Maximiliano de Austria.
© 2001-2024 Fundación Dialnet · Todos los derechos reservados